miércoles, 13 de enero de 2021

Esquema programación didáctica y contenidos básicos

Introducción:

Identificación del título. 

Marco legislativo, psicopedagógico y social. 

Normativa básica de carácter general: (i) Ley Orgánica 8/2003, de 9 de diciembre para la mejora de la calidad educativa. (LOMCE), (ii) Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la Formación Profesional del sistema educativo, Real Decreto 127/2014, de 28 de febrero, por el que se regulan aspectos específicos de Formación Profesional Básica. Se trata de una medida para facilitar la permanencia de los alumnos y las alumnas en el sistema educativo y ofrecerles mayores posibilidades para su desarrollo personal y profesional

Normativa relativa al título: Ver la estatal y la autonómica. 

Una fundamentación psicopedagógica

Para fundamentar nuestra programación tendremos que acudir también a las fuentes psicopedagógicas (Lozano, 2018). Se trata de analizar cuál es el enfoque del proceso enseñanza (dimensión pedagógica, como enseñar) y aprendizaje (dimensión psicológica, como aprenden los alumnos) que es más conveniente utilizar. Por ejemplo, ¿un enfoque clásico o constructivista? ¿Cuál crees que sería más recomendable para el proceso de enseñanza y aprendizaje?

Una fundamentación social

Por último, tendremos también que fundamentar nuestra programación en los requerimientos que la sociedad actual nos demanda. Para ello, debemos analizar, por un lado, cuáles son los objetivos sociales fijados para la Formación Profesional en un sentido amplio.

Contextualización:

Identificación del módulo. Identificar el módulo dentro del ciclo. FOL/ EIE. Son transversales. 

Contexto del entorno, centro y alumnado.

Establecer un vínculo entre el centro educativo y la comunidad en la que se enclava es del todo imprescindible si queremos integrar la educación formal con aquellos aprendizajes, valores y hábitos que el entorno desarrolla en nuestros alumnos. Flexibilidad del currículo educativo a la hora de concretar el mismo en función de las aptitudes, intereses, expectativas y necesidades del alumnado y del continuo cambio de la sociedad actual; y de cómo los centros educativos concretan dicho currículo dentro del entorno en donde se encuentran.

El centro educativo

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es el centro educativo en el que estemos trabajando. Como ya hemos visto, el artículo 120 de la Ley Orgánica 2/2006, 3 de mayo, de Educación garantiza la autonomía organizativa de los centros.



Características del grupo-clase.  Un elemento muy común hoy en nuestras aulas es encontrarnos con alumnado que acude a la formación profesional con diferentes necesidades, unos son alumnos adolescentes que buscan una formación para insertarse al mundo laboral o proseguir posteriormente sus estudios universitarios y otros son personas adultas que acuden al centro para reciclarse académicamente para una recolocación en el sistema productivo.

Competencias:

Competencia general. Describe de forma abreviada el cometido y funciones esenciales del profesional que posee el Título de Formación Profesional. Se encuentra en el Art. 4 del RD.

Hoy en día, para poder llegar a ser un buen profesional, tenemos que ser capaces de adquirir una serie de conocimientos, destrezas, actitudes y valores que nos van a permitir desempeñar nuestra actividad profesional de forma eficaz en un ámbito o área específica.

Competencias profesionales, personales y sociales. El artículo 7 del Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, define las competencias profesionales, personales y sociales como las que «describen el conjunto de conocimientos, destrezas y competencia, entendida esta en términos de autonomía y responsabilidad, que permiten responder a los requerimientos del sector productivo, aumentar la empleabilidad y favorecer la cohesión social».

Recordemos que las competencias ponen el acento en el saber, saber hacer y en el saber ser, es decir pueden ser cognitivas, procedimentales y actitudinales.

Objetivos:

Objetivos generales. Los objetivos generales se establecen para la totalidad de la titulación, de tal manera que son los mismos para todos los módulos que lo integran, independientemente de que estos estén o no asociados a una unidad de competencia.

Vienen recogidos en el artículo 9 de cada real decreto que regula el título y las enseñanzas mínimas y en los reales decretos u órdenes que lo desarrollan en cada comunidad autónoma. Pero, a la hora de trabajar con ellos en nuestra programación, es importante recopilar la información de estos últimos, ya que puede que introduzcan modificaciones en aras a contextualizar los objetivos dentro de su comunidad.

Resultados de aprendizaje. Los resultados de aprendizaje son los objetivos en concreto que se establecen para cada uno de los módulos. Los resultados de aprendizaje están definidos en términos de lo que el alumno debe ser capaz de hacer y, por lo tanto, están más ligados a las actividades formativas. Siguiendo esta línea, Jenkins y Unwin (2001) los definen como «enunciados acerca de lo que se espera que el estudiante sea capaz de hacer como resultado de una actividad de aprendizaje». Los resultados de aprendizaje vienen descritos en el anexo I de cada real decreto u orden por el que se desarrolla el currículo básico de cada titulación en la comunidad autónoma, y van a estar directamente asociados a unos criterios de evaluación e indirectamente al bloque de contenidos.

Contenidos:

Contenidos básicos. El artículo 6.2c de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación define los contenidos como «el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que contribuyen al logro de los objetivos de cada enseñanza y etapa educativa y a la adquisición de competencias».

Los contenidos son pues la herramienta necesaria para que el alumno alcance los objetivos perseguidos. Por este motivo, los contenidos dentro de la programación se señalan después de los objetivos, porque son una de las herramientas a implementar para el logro de estos en clase.



Secuencia y temporalización de los contenidos. Para lograr buenos resultados en el aprendizaje de los alumnos resulta imprescindible secuenciar los contenidos de forma correcta. Secuenciar, no es lo mismo que temporalizar. Secuenciar supone decidir qué contenido se trabajará antes que el otro (Sánchez,2008). Para lograr buenos resultados en el aprendizaje de los alumnos resulta imprescindible temporalizar las diferentes unidades de trabajo a lo largo del curso escolar. Temporalizar, consiste en señalar el tiempo que se le dedicará a cada contenido (Sánchez, 2008).

Unidades de trabajo. Una unidad de trabajo no es más que una parte del proceso de enseñanza-aprendizaje, que no tiene una duración fija (las unidades no siempre se imparten en el mismo número de clases), «que precisan de unos objetivos, unos bloques elementales de contenido, unas actividades de aprendizaje y unas actividades de evaluación» (Coll, 1993). En definitiva, la unidad de trabajo va a ser la guía del profesor en el aula. Va a orientar su labor docente pensando en su grupo de alumnos, sus características concretas y peculiaridades, en su centro educativo, sus proyectos para el año académico y en su comunidad, organismos, asociaciones, etc.

Esta finalidad, requiere que nuestras unidades didácticas, además de ser claras y concretas, sean flexibles: se trabajen desde un lugar en donde el profesor medie entre el entorno y la planificación y pueda realizar los cambios necesarios a lo largo del curso.

Los objetivos didácticos de aprendizaje son los que se marcan para cada unidad de trabajo. Son los que vamos a realizar nosotros como profesores. Lo que haremos es, teniendo en cuenta los objetivos generales del título y los resultados de aprendizaje, elaborar y precisar los objetivos específicos de cada unidad y a partir de ellos elaborar las diferentes actividades y metodología a utilizar. Los objetivos de aprendizaje siempre se elaboran con un verbo en infinitivo. Nos ayudará mucho a redactarlos la taxonomía de Bloom.

                Objetivos de enseñanza. Estos son los objetivos de enseñanza. Estos objetivos están dirigidos al docente y no al alumno, es decir, son los referentes didácticos que el profesor pretende seguir. Lozano (2018) nos señala algunos ejemplos:

·         Educar desde una pedagogía entretenida, lúdica y divertida que fomente la actividad y la participación del alumnado.

·         Programar desde un carácter abierto y flexible que permita al docente ajustarse a través de posibles y continuas modificaciones.

·         Implementar una metodología adecuada desde la que atender a la diversidad y fomentar la inclusividad en clase.

·         Conseguir un buen clima de trabajo en el aula en el que imperen el respeto, la cooperación y colaboración de los alumnos, la amistad y, sobre todo, el gusto por aprender.

Elementos transversales. En la actualidad, la mayoría de los sistemas educativos inciden en la necesidad de educar a nuestros alumnos no solo en conocimientos y destrezas curriculares, sino también en valores fundamentales para su desarrollo personal e integral, esto es, los llamados elementos transversales, tales como la tolerancia, la solidaridad, la igualdad, etc. Estos contenidos son básicamente actitudinales, por lo que trabajarlos desde un enfoque transversal, es decir, paralelamente a los contenidos del módulo durante todo el curso, parece la vía más adecuada. Ya centrados en la Formación Profesional, también la legislación vigente nos impele a introducir estos elementos transversales en nuestras programaciones. Así, el artículo 2 del Real Decreto 1147/2011, de 29 de julio, por el que se establece la ordenación general de la formación profesional del sistema educativo, señala que la Formación Profesional del sistema educativo persigue, entre otras finalidades, la de «contribuir a su desarrollo personal, al ejercicio de una ciudadanía democrática, favoreciendo la inclusión y la cohesión social y el aprendizaje a lo largo de la vida».

Existe una gran diversidad de temas transversales y desarrollar uno u otros dependerá del contexto en el que estemos trabajando: el entorno, el centro, los alumnos, el ciclo formativo, etc. Pero entre los temas transversales que parecen más relevantes para impartir en el módulo de Formación y Orientación Laboral y Empresa e Iniciativa Emprendedora, podemos destacar los siguientes:

·         Educación para la igualdad y la interculturalidad.

·         Educación para la paz, la convivencia y la ciudadanía.

·         Educación para la salud y prevención de riesgos laborales.

·         Educación ambiental.

·         Educación emocional.

·         Desarrollo creativo.

·         Educación para el trabajo en equipo.

·         Nuevas tecnologías, etc.

Metodología:

Orientación metodológica. Hablar de metodología es hablar de cómo se va a desarrollar la práctica docente en el aula, es decir, de cómo vamos a encarar la docencia con nuestros alumnos, de tal manera que favorezcamos su aprendizaje en el contexto en concreto en el que nos estamos desenvolviendo. En definitiva, la metodología va a responder a la pregunta de cómo enseñar.

Estrategias y tipos de actividades.

Una de las más tradicionales clasificaciones de las estrategias, favorecedoras de un aprendizaje activo de los alumnos, se pueden utilizar otras, pero estas son fácilmente adaptables a las diferencias de aprendizaje, es aquella que las divide en: cognitivas y metacognitivas.




Las actividades deben diseñarse de manera que sirvan para alcanzar los objetivos propuestos, han de estar bien secuenciadas, de acuerdo con un orden lógico, deben ser atractivas, que resulten motivadoras para nuestro alumnado, han de ser variadas en su estructura y de diferente tipología teniendo en cuenta, a la hora de su elaboración, las características del alumnado. (Sánchez, 2008).

Medios, materiales y recursos didácticos. En líneas generales, Sánchez (2008) los define como:

«Cualquier medio que el profesor emplea en el diseño o desarrollo de sus clases, ya sea para obtener información, acercar a los alumnos al objeto de aprendizaje, servir como modelo o ejemplo, ayudar a la organización del aula, facilitar la evaluación, etc.».

Tradicionalmente se han dividido en tres tipos: organizativos, materiales, y humanos.

Los recursos organizativos tienen que ver con dos aspectos: la organización temporal y la organización espacial.

La organización temporal

Sin duda, saber el tiempo con el que contamos para el desarrollo de nuestra labor docente, organizarlo y secuenciarlo debidamente es uno de los aspectos más importantes para lograr con éxito el cometido que como profesores tenemos encomendado.

Por ello, debe ser reflejado específicamente en la programación didáctica que elaboremos y en donde mencionaremos los siguientes aspectos:

·         Respecto al centro: el calendario escolar.

·         Respecto al ciclo: el número de horas totales.

·         Respecto al módulo: el número de horas totales y su distribución semanal.

·         Respecto a las unidades de trabajo: el número de horas dedicadas a cada unidad de trabajo y su secuenciación en sesiones para cada una de ellas.

La organización espacial

En cuanto al espacio, debemos referirnos en nuestra programación a los espacios tanto de dentro como de fuera del aula que preveamos que vamos a utilizar.

Espacios dentro del aula: conviene que exista la posibilidad de distribuir el mobiliario de distintas maneras, con la finalidad de adecuarnos a las estrategias y actividades que realicemos (Lozano, 2018). Además del aula habitual, puede que exista la posibilidad de utilizar otros espacios dentro del centro: aulas polivalentes, bibliotecas, aulas TIC, etc.

Fuera del aula y del centro podemos hacer referencia tanto a espacios cerrados como museos, empresas, salones de actos de ayuntamientos, instituciones, etc. como a espacios abiertos: parques, espacios urbanos, naturales, rurales, etc. En definitiva, hay que tener en cuenta también los espacios que vayamos a utilizar en las actividades complementarias y extraescolares.

Los recursos materiales

En las programaciones didácticas deberemos incluir también aquellos materiales que preveamos que vamos a utilizar durante el curso. Se suele diferenciar entre materiales didácticos y materiales curriculares.

Recursos humanos. Agrupamientos. Por recursos humanos entendemos todas aquellas personas que se van a relacionar con el alumno y que obviamente colaboran en mayor o menor medida en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata, como señala Lozano (2018), de concretar en nuestras programaciones las interacciones interpersonales que se van a dar nuestras aulas y cómo vamos a organizarlas. Haremos mención a lo siguiente:

Por agrupamiento entendemos la forma en la que vamos a agrupar a los alumnos para trabajar en clase el desarrollo de una actividad. Podrían ser trabajos individuales, donde el alumno trabaja solo, en pequeños grupos homogéneos, donde el alumnado tiene características comunes, o heterogéneos, donde tienen características diferentes como, por ejemplo, alumnos con o sin experiencia laboral, para toda la clase como debates, salidas y de grandes grupos cuando participan otros alumnos diferentes de otros ciclos del centro educativo.

Actividades complementarias y extraescolares. Ambos tipos de actividades se concretan en una programación específica que se entregará a la comisión de actividades extraescolares, en el seno del consejo escolar, para su aprobación. Una vez aprobado, se incluirían en la programación general anual. Por lo que respecta a nuestra programación didáctica, la incluiremos en un apartado específico en el que indicaremos, por cada una de ellas, lo siguiente:

·         El título de la actividad.

·         Su objetivo: en qué va consistir, cómo se va a desarrollar y la finalidad que se persigue.

·         Los profesores o personal implicado en su caso.

·         Temporalización: primer trimestre, segundo trimestre, etc.

·         Departamentos implicados: departamento de FOL o este y el departamento de informática, etc.

·         Lugar: lugar de realización: el centro, un museo, al aire libre, etc.



Evaluación: Evaluar, según la Real Academia de la Lengua, es estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento del alumnado. Al aplicar el concepto de la evaluación a la educación y, concretamente, al proceso de enseñanza-aprendizaje, podemos destacar los siguientes objetivos para la Formación Profesional, que debe evaluar la adquisición y la consolidación de los resultados de aprendizaje y objetivos generales, incluyendo las competencias propias de los títulos profesionales. En este aprendizaje se van a valorar las capacidades propias de cada perfil profesional, apoyándose en la adquisición de los conocimientos adquiridos relacionados con el «saber» (conceptuales), «saber hacer» (procedimentales) y «saber estar y comportarse» (actitudinales) de cada uno de los módulos.

Evaluación inicial

Cuando se inicia un proceso de enseñanza y aprendizaje, es natural que el alumnado tenga o no unos conocimientos previos de una materia, o alguna expectativa o interés especial que es necesario conocer antes de iniciar su aprendizaje.

Evaluación formativa

En cada curso escolar nos encontramos evaluaciones parciales, que sirven para tomar el pulso de cómo va el aprendizaje de nuestro alumnado en el módulo profesional.

Estas evaluaciones en los grados formativos de grado medio y superior se planifican, dependiendo de la comunidad autónoma donde nos encontremos, de la siguiente forma: en primer curso, tres evaluaciones, que suelen ser en diciembre, marzo y mayo; en segundo curso, dos evaluaciones parciales, una en diciembre y otra en marzo. Estas evaluaciones sí que son numéricas, todo el progreso del alumnado se cuantifica en un número del 1 al 10.

Evaluación final, es la evaluación que se produce al finalizar el curso y pretende valorar el proceso de enseñanza y aprendizaje del alumnado en referencia a los objetivos, expresados en resultados de aprendizaje, y los criterios de evaluación.

Evaluación del aprendizaje del alumno:

Criterios de evaluación. Por criterios de evaluación entendemos aquellos enunciados que emiten un juicio valorativo sobre el grado de aprendizaje que los alumnos tienen que alcanzar acerca de unos contenidos, ya sean estos conceptuales, procedimentales o actitudinales. ¿Y dónde podemos encontrar los criterios de evaluación para poder valorar el grado de aprendizaje de nuestro alumnado? Los criterios de evaluación los podemos encontrar en el real decreto que regula el título y sus enseñanzas mínimas y en los decretos y órdenes de cada comunidad autónoma que los desarrollan en ocasiones.

Técnica e instrumentos. Los instrumentos de evaluación pueden definirse como las herramientas que utiliza el profesor para recabar de manera organizada la información referente al aspecto que queramos evaluar. Así que, como ejemplo, podemos comentar: pruebas objetivas, ejercicios teórico-prácticos, trabajos, registros o listados de cotejo utilizados por los docentes para la observación sistemática y el seguimiento del proceso de aprendizaje del alumno.

Criterios de calificación. Calificar supone plasmar el juicio emitido tras una evaluación en una nota alfanumérica. Todos los módulos profesionales se calificarán de forma numérica, entre uno y diez, sin decimales, excepto el módulo de Formación en Centros de Trabajo que se calificará como Apto o No Apto. Cuando el alumno supere positivamente (puntuaciones iguales o superiores a cinco) todos los módulos profesionales que componen el título profesional, podrá titular.

Atención a pendientes y medidas de recuperación. Una vez realizadas las evaluaciones, analizaremos el rendimiento del alumnado de nuestro módulo profesional. Fruto de dicho análisis podemos tener alumnos que no han superado los objetivos mínimos esperados en el curso. Por lo tanto, nos podemos preguntar, ¿repetirá curso? Este alumnado no repetirá curso, ya que podrá superar los objetivos en un período de refuerzo o recuperación, antes de finalizar el curso y agotar la convocatoria establecida.

Comentemos ahora la diferencia importante entre alumnado pendiente y repetidor.



Evaluación de la práctica docente.

Evaluación a nivel de aula

A nivel de aula, el docente, es el principal responsable del proceso de enseñanza y aprendizaje, por ello es el profesor quien se debe hacer, fundamentalmente, estas tres preguntas: Que, Como, Cuando

Evaluación a nivel de centro. Memoria

Al final de curso el departamento didáctico tendrá que elaborar una memoria donde se recojan todos los aspectos más significativos del curso escolar, analizando todas las actuaciones para valorar propuestas de mejora para aplicar en el siguiente curso académico.

Atención a la diversidad y necesidades educativas especiales.

Se entiende por diversidad a las características propias de las personas físicas, ya que cada individuo tiene una manera especial de ser, tiene una forma de pensar autónoma y de actuar independientemente.

Es cierto que existen patrones cognitivos, afectivos y de conducta similares entre las personas; sin embargo, existen personas que tienen un patrón más específico o diferente, en términos de capacidades, necesidades, intereses, ritmo de maduración, motivaciones o influencias culturales, que hace que tengan una predisposición diferente ante su comportamiento en sociedad y, fundamentalmente, en el aspecto educativo.

No es lo mismo la atención a la diversidad que la atención a los alumnos con necesidades educativas especiales (NEAE, necesidades especiales de apoyo educativo), aunque a menudo se suelen confundir.

Se entiende por alumnado con necesidades educativas especiales aquel que tiene unas peculiaridades tales que requieren, en un período de su aprendizaje, en el proceso de enseñanza o a lo largo de todo el mismo, determinados apoyos y atenciones educativas específicos, derivados de una discapacidad o de trastornos graves de conducta, ya que tienen dificultades en su aprendizaje.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

UNIDADE TEMÁTICA 7: REPRESENTACIÓN NA EMPRESA E NEGOCIACIÓN COLECTIVA

   TEMA 7: REPRESENTACIÓN NA EMPRESA E NEGOCIACIÓN COLECTIVA 1. Poder de dirección do empresario. a. Representación dos traballadores na emp...